Una Relación

No hay nadie que pueda discutir el clásico principio de que la felicidad consiste en ser feliz con lo que realmente uno tiene. Que es una cuestión de expectativas “mientras más esperas, menos llega y cuando esperas menos, probablemente seas feliz mas rápido”.

Del amor al odio… Cuando nos dicen “amor de pareja” (palabra que me carga “parejas”), en nuestra cultura, todas las definiciones que existen tiene ese toque idealista: “Es un sentimiento”, “Algo que te supera”, “Eso que no puedo explicar, pero va más allá”… lo que al canalizarlo te da como resultado puras definiciones falsas: de las pocas veces cuando ese “amor” termina, la persona despechada se vuelve benevolente ó ese “te amo tanto”, se convierte en un “te odio demasiado”.

A ti te gusta el drama... (y a mi también) A la gran mayoría de los seres emocionales les agrada esa etapa del sufrimiento. Sabes perfectamente cuanto daño te pueden estar haciendo, pero siguen ahí, esperando si alguna vez el otro se pega el cacho y se da cuenta de que la puede estar cagando, pero por lo general termina en colapso, llegando a explotar, por parte del mártir. Y quién dijo que el sufrido no pueda tener la culpa, muchas veces el que sufre más tiene la culpa (ese sentimiento), pero el dañado prefiere callar y hacer como si nada... peor.

¿Eran Felices? Seguramente eran felices y no se amaban, probablemente se querían un poco, nada más. Eso sí, tenían muy, muy claro que debían, como obligación, intentar hacerle la vida más agradable a su novio (a). ¿?

Pies sobre la tierra. ¿Por qué no somos tan pragmáticos, tan realistas, y tan positivos, para el amor, como lo somos para otras cosas? Si el amor es algo muy simple…. No es un sentimiento, ni un deseo, ni una atracción, ni… ninguna de esas tonterías … el amor es algo que se hace, y si no se hace, no hay amor. Si te quiere, te lo demuestra. Si no te quiere, también te lo demuestra.